La receta dieciochera de Paula Garay: 10 años conquistando con sus empanadas en la zona Recoleta
Vecina de Renca y titulada en Gastronomía, esta emprendedora decidió junto a su suegra lanzarse a la venta de empanadas cuando nació su hija. Hoy, con clientela fiel y el apoyo de Fundación Banigualdad, su negocio es sinónimo de tradición y sabor en Fiestas Patrias.
En septiembre, el aire se impregna de cuecas, volantines y, por supuesto, empanadas. En la feria Los Acacios de Renca, hay un puesto que no pasa desapercibido: el de Paula Garay (43), quien desde hace una década amasa y hornea junto a su suegra las empanadas que muchos esperan con ansias para celebrar el 18.
La historia comenzó justo hace diez años, cuando Paula quedó embarazada y el sueldo en el casino donde trabajaba no alcanzaba. Con su suegra se hicieron la gran pregunta: “¿y si vendemos empanadas?”. Así partieron en la feria, al mismo tiempo que nacía su hija. Hoy, el negocio se ha convertido en el sostén de toda la familia.
“Las empanadas son lo más rentable, sobre todo en estas fechas. Hacemos pedidos para colegios, kioscos y también para nuestros clientes de siempre. Es un trabajo duro, pero muy satisfactorio”, cuenta Paula, quien además ofrece pastel de choclo y coctelería según la temporada.
La cocina, eso sí, no la enfrenta sola. Su suegra es su compañera inseparable —“uña y mugre”, como dice entre risas— y su marido también suma fuerzas, compatibilizando su trabajo como conductor de un furgón escolar con la entrega de pedidos.
El 18 es la fecha más intensa del año: largas jornadas de amasado, hornos encendidos desde temprano y cientos de empanadas listas para llegar a las mesas. “Lo más lindo es el contacto con la gente. Si algún domingo no voy a la feria, me llaman solo para saber cómo estoy. Ese cariño no tiene precio”, asegura.
Paula reconoce que el camino del emprendimiento no siempre fue fácil. “Lo más difícil fue confiar en mí misma, en que lo que yo hacía realmente le iba a gustar a los demás. Hoy sé que esa confianza se gana con esfuerzo y constancia”.
En ese trayecto, la Fundación Banigualdad ha sido clave. “Nos apoyaron cuando más lo necesitábamos. Ingrid, mi asesora, siempre está con nosotros y hasta se convirtió en clienta. Gracias a las capacitaciones pudimos consolidar el proyecto que soñábamos”, comenta agradecida.
Desde Renca, Paula Garay mira con orgullo lo que ha construido: un emprendimiento que combina tradición, sabor y familia. Y en este septiembre, mientras los chilenos levantan las copas y disfrutan sus empanadas, ella celebra también los diez años de haber apostado por sus sueños.