Con el apoyo de Fundación Banigualdad, Nayadet Alvarado y María Elena Ramírez han logrado mucho más que hacer crecer su negocio de banquetería. Han creado una red de apoyo que da empleo y esperanza a mujeres en su comunidad. Su emprendimiento es hoy un ejemplo de cómo el empoderamiento femenino, la resiliencia y la sororidad pueden cambiar vidas, tanto dentro como fuera de sus puertas.

Nayadet Alvarado y María Elena Ramírez, fundadoras de Banquetería Doña Elena.
Nayadet Alvarado y su tía María Elena Ramírez no solo comparten lazos familiares, sino también una profunda necesidad de mejorar su calidad de vida. Para Nayadet, el emprendimiento surgió de la urgencia de cubrir los estudios de su hijo fuera de Nancagua. Mientras tanto, para María Elena, fue la oportunidad de reinventarse tras su jubilación, ya que la pensión que recibía era muy baja y necesitaba generar más recursos para mantener a su familia. Ambas madres y mujeres luchadoras, y provenientes de la comuna de Nancagua en la Región de O’Higgins, encontraron en la banquetería no solo una salida económica, sino un camino hacia la autonomía.
«Todo comenzó con la organización del baby shower de mi nieto», cuenta María Elena, con una sonrisa que refleja la emoción de los inicios. «Luego nos pidieron organizar un bautizo, y ahí supimos que podíamos hacer algo más grande». Pero lo que realmente marcó el antes y el después fue cuando una amiga les pidió hacerse cargo de su matrimonio. «No teníamos idea de cómo hacerlo, pero lo hicimos con todo nuestro amor y esfuerzo», afirma Nayadet. Fue en ese momento cuando entendieron que su pasión podía convertirse en un negocio próspero.
Al principio, todo fue tensión, desafíos y dudas. “Estábamos más nerviosas que los novios”, dice María Elena entre risas. Pero al ver la sonrisa de los asistentes y las recomendaciones que empezaron a llegar, supieron que estaban en el camino correcto. Desde entonces, la Banquetería Doña Elena dejó de ser un negocio familiar para convertirse en una red de apoyo donde otras mujeres, muchas de ellas madres solteras o que han pasado por momentos difíciles, encuentran una oportunidad para rehacer sus vidas. «Nos sentimos felices de poder ofrecerles empleo, pero más allá de eso, les damos un espacio de sororidad, de confianza», explica Nayadet, quien destaca el impacto de la comunidad que han formado.
Este proceso de transformación no habría sido posible sin el apoyo fundamental de Fundación Banigualdad. «Gracias a Banigualdad, pudimos invertir en lo que necesitábamos para crecer: mantelería, decoración, y hasta una parrilla para nuestros eventos», comenta Nayadet con gratitud. Sin embargo, el impacto de la fundación ha sido mucho más profundo. «Nos enseñaron a ser más profesionales, a administrar bien el negocio, y a no tener miedo de soñar en grande», asegura María Elena. «Ellos creyeron en nosotras desde el principio», agrega Nayadet.
Fundación Banigualdad no solo ha entregado financiamiento, sino también acompañamiento constante, brindando herramientas para que estas mujeres superen los obstáculos que la vida les pone en el camino. El apoyo les permitió no solo mejorar sus condiciones materiales, sino también fortalecer su confianza y empoderamiento. «Hoy sabemos que podemos crecer aún más, y que lo haremos por nosotras y por todas las mujeres que nos siguen», afirma María Elena, visiblemente emocionada por los avances logrados.

Parte del equipo de la Banquetería Doña Elena. Mujeres que hoy tienen independencia y han logrado salir adelante.
Cada miembro del equipo de Doña Elena tiene un papel fundamental en este proceso. María Elena, la tía, es quien se encarga de que cada evento sea impecable. «Soy más cautelosa que Nayadet, pero siempre busco que todo salga perfecto», comenta. Su hija, Bárbara Mella, maneja las redes sociales del negocio y ha sido testigo de la evolución de su madre. «Veo a mi mamá mucho más segura y fuerte. A sus 60 años, sigue demostrando que no hay límites para reinventarse», afirma con orgullo.
El éxito de la Banquetería Doña Elena no solo radica en los eventos que organizan a lo largo de toda la Región de O’Higgins, sino en cómo han logrado transformar la vida de otras mujeres. Cada contratación, cada oportunidad, es una historia de superación y empoderamiento. «Este negocio ha cambiado nuestras vidas y las de muchas mujeres que hoy tienen trabajo, dignidad y un futuro mejor», concluye Nayadet.
Doña Elena es más que un emprendimiento de banquetería; es una prueba viviente de lo que puede lograr una comunidad unida por el apoyo mutuo y el empoderamiento femenino. «Cuando las mujeres nos apoyamos, no hay nada que nos detenga», dice Bárbara, citando las palabras de su abuela Elena. Así, entre risas y esfuerzo, el emprendimiento sigue creciendo, no solo como negocio, sino como un espacio donde la sororidad es la clave para abrir nuevas puertas y cambiar vidas.
Fundación Banigualdad es una organización sin fines de lucro, que otorga microcréditos para el financiamiento y apoyo a emprendedores y emprendedoras sin acceso a la banca. De esta manera promovemos la inclusión financiera y la inclusión social, a través de la capacitación, basándonos en nuestros valores principales: solidaridad, responsabilidad y confianza.
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