Tras perder a su esposo y enfrentar una dura crisis económica, Andrea Cortés encontró en la repostería una nueva oportunidad para salir adelante junto a sus hijos. Hoy, sueña con abrir su propia pastelería, y gracias al apoyo de Fundación Banigualdad, ese anhelo está cada vez más cerca.
Andrea Cortés (40) jamás imaginó que su camino estaría marcado por el emprendimiento. Nacida en Iquique y titulada como Técnica en Administración de Empresas, su plan era continuar estudiando. Pero la vida tenía otros planes. A los 19 años se convirtió en madre por primera vez y, cuatro años después, nació su segunda hija. La tragedia golpeó fuerte cuando, con solo 24 años, perdió a su esposo producto de un paro cardíaco. En ese entonces, Andrea tenía un trabajo estable, el cual tuvo que dejar para enfrentar lo que venía.
«Tuve que volver a empezar», recuerda. Así fue como comenzó vendiendo ropa americana en la feria de Iquique junto a una amiga. Luego vino un nuevo amor y nuevos intentos por salir adelante. Se mudaron a Alto Hospicio, donde Andrea volvió a emprender con ferias y también vendiendo queques entre familiares. En 2019 abrieron un pequeño restaurante de desayunos, pero el estallido social y la pandemia los llevaron a la quiebra.
Fue entonces cuando un familiar le propuso una idea: hacer tortas. “A ti los queques te quedan tan ricos, ¿por qué no te atreves a hacer otra cosa?”, le dijo. Para el Día de la Madre, Andrea vendió su primera torta. Desde ahí no paró. Hoy su emprendimiento familiar —donde todos colaboran, desde su hija en la producción hasta su hijo en la venta y logística— es su principal fuente de ingresos y orgullo.
Andrea, quien ahora vive en la Región de Tarapacá, llegó a Fundación Banigualdad a través de redes sociales. Se integró al Centro de Emprendedores “Tierra de Campeones”, donde su asesora la describe como una “líder innata” y una mujer profundamente maternal. “Siempre he sentido que soy afortunada. Hoy, tengo la fortuna de tener el marido que tengo, a los hijos que tengo, la vida que tengo”, asegura emocionada.
Con el apoyo de Banigualdad y su academia de capacitaciones, ha aprendido a ordenar sus finanzas, captar clientes y mantener su negocio a flote. “Me costó mucho aprender a equilibrar ingresos y egresos, pero ahora tengo más herramientas”, afirma. Y aunque le ha tocado duro, Andrea sigue mirando hacia adelante con esperanza. Su mayor sueño: abrir su propia pastelería y cafetería junto a su actual esposo. “Da un poco de miedo, después de haberlo perdido todo, pero mis sueños se ven cada vez más cerca que lejos junto a Banigualdad”.
Empática, generosa y resiliente, Andrea no solo endulza la vida de sus clientes con sus tortas, también se da tiempo para ayudar a otros emprendedores y apoyar a su comunidad. Porque si hay algo que tiene claro es que cuando la vida te hace caer, el verdadero triunfo está en volverse a levantar. Y ella lo ha hecho, una y otra vez. Con amor, con coraje… y con mucha dulzura.
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Fundación Banigualdad es una organización sin fines de lucro, que otorga microcréditos para el financiamiento y apoyo a emprendedores y emprendedoras sin acceso a la banca. De esta manera promovemos la inclusión financiera y la inclusión social, a través de la capacitación, basándonos en nuestros valores principales: solidaridad, responsabilidad y confianza.
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