Viviana Gutiérrez vive en El Bosque y lleva más de 20 años dedicada a la peluquería. Gracias a este oficio pudo educar sola a sus tres hijos y levantar su peluquería en el garage de la casa de sus padres, quienes siempre la apoyaron para poder surgir. Viviana además destina parte de su tiempo a reutilizar chaquetas de mezclilla, decorarlas y darles nueva vida, ya que siempre le han gustado las manualidades. Ese trabajo lo ha podido potenciar con el acceso a financiamiento que ha tenido gracias a Banigualdad. “Alguna vez leí por ahí que para hacer una tela de jeans se ocupa el agua que bebes en 10 años. Quedé impactada y esa frase la convertí en mi eslogan”. Con el apoyo de Banigualdad Viviana compra materiales y accesorios para potenciar este emprendimiento que ayuda al medioambiente, así va comprando materiales y herramientas para trabajar.
Previo a la pandemia, Viviana vendía su ropa en ferias y también en su peluquería. “Compro fardos de chaquetas de mezclilla, selecciono y veo si cortaré mangas, pretinas o qué haré con la prenda. Lo mismo que los pantalones”, explica. De acuerdo a su experiencia, desde hace alrededor de cinco años hay más interés en las personas por comprar este tipo de ropa intervenida, ya que se ha dado una conciencia ecológica a nivel mundial.
Viviana además es tesorera de su grupo de Banigualdad, es decir, se encarga de coordinar los pagos de los integrantes para poder cumplir responsablemente con las cuotas que se devuelven a la Fundación. Participa desde hace 10 años en su agrupación, donde además ha invitado a nuevos integrantes para que puedan acceder al beneficio. «Conocí a la Fundación mientras vendía mis artesanías en una feria, había unas niñas que me contaron del proyecto y me invitaron a participar”, cuenta Viviana sobre sus inicios en Banigualdad, donde gracias al dinero que recibe puede impulsar su lado más creativo a través de las manualidades y darle nueva vida a distintas prendas de vestir. “Banigualdad es para ayudar a las personas, te cobran súper poco interés y el mismo trabajo grupal donde todos nos avalamos es una sinergia importante. Creo en ese sentido de comunidad”, explica. “Para la pandemia nos pasó que tuvimos integrantes enfermos y como grupo estábamos súper pendientes. La Fundación se portó súper bien en medio de la pandemia, nos apoyó y nos dio flexibilidad”.
Gracias a su trabajo en peluquería y a sus manualidades, Viviana ha podido sacar adelante sola a su familia y sus tres hijos. “Gracias a Dios nunca me faltó el trabajo en la peluquería, mis papás me apoyaron mucho también para poder trabajar y sacar adelante a mi familia”.
Sobre sus sueños a futuro, Viviana cuenta: “Me encantaría poder abrir una tienda taller donde pudiera trabajar con mujeres vulneradas, ya sea por violencia o drogadicción. Ese siempre ha sido mi sueño”.