Rosa Tobar renunció a su trabajo para dedicarse a la maternidad, pero años después un nuevo sueño volvió a surgir en su cabeza: quería emprender para obtener un mejor pasar económico. Junto al apoyo de Banigualdad, luego de llevar participando más de 10 años, logró comprar su primer furgón, vehículo que le permitió dar un gran salto en su negocio.
En el corazón de Fundación Banigualdad late una comunidad de madres emprendedoras cuya determinación y valentía son la fuerza impulsora detrás de cada una de sus familias, generando también un impacto positivo en sus propias comunidades. Actualmente, Banigualdad apoya a más de 53.000 emprendedores con microcréditos y capacitaciones, entre los cuales, aproximadamente el 75% son mujeres con historias inspiradoras y resilientes.
Rosa Tobar, proveniente de Batuco en la Región Metropolitana, es una de aquellas madres emprendedoras. Durante su juventud trabajaba como vendedora en una tienda de ropa ubicada en la Galería Comercial EuroCentro, pero luego de un par de años, tomó la decisión de renunciar a su trabajo para casarse y prepararse para la llegada de su primer hijo.
Si bien, nunca dejó de trabajar en un 100% y de vez en cuando ocupaba su tiempo en la compra y venta de ropa por encargo a vecinas o amigas, su prioridad era la maternidad y los quehaceres de su casa. Un par de años después, con la llegada de su segunda hija, Rosa vio en este esporádico emprendimiento la oportunidad para retomar sus desafíos personales, los cuales le permitirían mejorar su calidad de vida y entregar un sustento más a su familia.
Deseaba volver a ser independiente y manejar sus propios tiempos, sin dejar de lado las responsabilidades de su hogar. Pero Rosa se preguntaba… ¿Cómo partir este nuevo desafío? Inspirada por su antiguo trabajo, tomó la decisión de tener su propio puesto de ropa.
En primera instancia, acompañada de sus hijos, tomaba un carrito de supermercado y se dirigía a las ferias más cercanas a su localidad para vender la ropa que ya no utilizaban en su familia. Tras juntar un poco de capital, comenzó a comprar paquetes de ropa nueva. Pero necesitaba un salto más grande. Un salto que le permitiera mejorar completamente la vida de su familia. Fue ahí cuando llegó a Fundación Banigualdad.
Acompañándolas a transformar sus vidas
Hoy, sus hijos son mayores de edad y Rosa lleva más de 10 años participando en Fundación Banigualdad. Con el apoyo entregado, logró comprarse un furgón de segunda mano que le ha permitido trasladar de forma más cómoda su mercancía a sus puestos de trabajo y, de esta forma, aumentar la cantidad de productos a ofrecer. Por otro lado, gracias a las capacitaciones recibidas aprendió técnicas infalibles para poder relacionarse de mejor manera con su clientela.
“Fundación Banigualdad me ayudó a tener una mayor motivación para seguir adelante. Hoy, me considero una mujer perseverante y responsable”, expresó Rosa.
Sin duda alguna, ser una mamá emprendedora no es solo una cuestión de equilibrio entre trabajo y familia, sino también de superación personal y empoderamiento económico. «Hoy, no soy sólo dueña de casa. Soy una mujer y madre independiente que tiene sus propios ingresos y tiempo para poder trabajar», comenta Rosa, destacando cómo el emprendimiento le ha permitido contribuir significativamente al sustento de su familia.
Las historias de mamás emprendedoras como Rosa Tobar son un testimonio del poder transformador del emprendimiento y el compromiso de Fundación Banigualdad en apoyar a aquellas mamás que se atreven a soñar en grande para mejorar sus calidades de vida.
Fundación Banigualdad es una organización sin fines de lucro, que otorga microcréditos para el financiamiento y apoyo a emprendedores y emprendedoras sin acceso a la banca. De esta manera promovemos la inclusión financiera y la inclusión social, a través de la capacitación, basándonos en nuestros valores principales: solidaridad, responsabilidad y confianza.
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