Ciertamente no todas las cifras son tan alentadores en algunos casos. Del total de emprendedores en Chile, no todos tienen éxito. Algunos fracasan y no logran alcanzar el éxito por el que seguramente trabajaron arduamente. ¿Las causas? Pueden ser diversas, lo importantes es saber identificar a tiempo cuáles son los errores que se están cometiendo para solventarlos y no permitir que esto acabe con el negocio.
Con el objetivo de aprender de los errores, un grupo de expertos elaboró una lista con
los fallos más recurrentes de los que se lanzan a cumplir el sueño de ser su propio jefe:
- Falta de aproximación a los clientes
Por más innovador que sea el producto o servicio alguien tiene que estar dispuesto a pagar por eso. Mientras más se conozca a esas personas dispuestas, mucho mejor. - Enamorarse de la idea
Los emprendedores tienden a enamorarse de sus proyectos y esto es positivo. Pero no tener “un cable a tierra” puede ser muy perjudicial. Al enamorarse de su producto o servicio, se tornan poco flexibles a los cambios que desafíen aquello que ofrecen. - Falta de redes de contacto
El tener un buen equipo resulta clave. Tu mejor amigo y hermano del alma son eso, tu amigo y tu hermano pero no por eso las mejores personas para hacer un proyecto. - Temor a la burocracia
En algunos casos el emprendedor se frena por la existencia de excesivos trámites que se deben hacer y desmotivan no sólo concretar ideas de negocio, sino que deriva en la incorporación a la informalidad de una importante cantidad de iniciativas productivas. Sin embargo, en los últimos años se han hecho modificaciones que alivianan los trámites, información que no todos conocen. - Falta de un contador
Es importante tener la asesoría de un alguien que se maneje en el área financiera, ya que es más fácil llevar un control y asegurar que la gestión que se esté haciendo dentro del negocio sea la correcta. - No atreverse y perderse en perfeccionar la idea
Es importante llegar pronto al mercado y probar la idea frente a posibles clientes. A veces los emprendedores se complican demasiado la vida, es mejor ser sencillos dentro de lo que se quiere llevar a cabo, lo cual no significa que no hay que esforzarse, sólo que hay que tomarse las cosas con calma. Para todo hay un paso, y, si se conoce el proceso, no tiene por qué salir mal. - Ser soñador en lugar de racional
“El que mucho abarca, poco aprieta”. Los emprendedores inexpertos pueden perder el ángulo, en lugar de enfocarse en dos o tres ideas específicas, y dado a los pocos recursos con los que se cuenta normalmente al inicio, estas ideas deben ser viables. - No adecuar la empresa a los cambios
Es importante que uno tenga las ideas claras, y saber cómo adaptarlas conforme avanza el proyecto. Es habitual que el público, el producto, el modelo de negocio, etc. se vayan modificando, pero ahí entra también el poder del emprendedor y su capacidad de tener un buen enfoque de su negocio. De nada sirve tener muchas ideas que vayan “molestando” a los objetivos finales del proyecto. - Crecer basándose en el endeudamiento
Muchos emprendedores se ilusionan con la sola idea de poner en marcha una nueva empresa, así caen en la trampa de no distribuir ni controlar acertadamente los recursos por lo que caen en el endeudamiento.