Cada vez son más las personas que sueñan con tener su propio negocio. No importa cuándo ni cómo, pero anhelan obtener ingresos con su emprendimiento.

En Chile, para el año 2017, existían casi 2 millones de emprendedores, ya sea formales o informales, según cifras aportadas por la V Encuesta de Microemprendimiento (EME) 2017, efectuada por el Ministerio de Economía y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Este informe denomina a los emprendores como “trabajadores por cuenta propia o empleadores dueños de una microempresa con hasta 10 trabajadores (incluyendo al dueño), lo cual está en línea con los estándares internacionales”.

De este total, un 60,2% son hombres y un 39,8% son mujeres. Además, hay un punto clave en este estudio: “la mayoría de los emprendedores cuenta con niveles educacionales básico (28,4%) y medio (43,1%)”.

Pese a que pudiera tener diferentes lecturas, lo importante es destacar que no es necesario contar con niveles de educación superior para poder afrontar el reto de crear y tener tu propio negocio.

Sin duda, los beneficios que resultan de un emprendimiento son el mayor atractivo para tomar la decisión de independizarse y dedicarse a generar ingresos propios.

¿Cuáles son los principales beneficios de un emprendimiento?

Lograr libertad financiera y poder ser dueño de tu propio negocio te permitirá vivir de manera más plena, con muchas ganas de sacar adelante tu proyecto y poniendo toda la pasión en lo que amas.

¡Por supuesto! Solo que a su debido tiempo. El proceso de emprender en un negocio puede traer inicialmente algunas dificultades económicas, pero vale la pena. Y no solo mejoran las ganancias, sino también la calidad de vida, y eso es lo más importante.

Es obvio, ser dueño de tu propio negocio te permite también ser dueño de tiempo. Esto no quiere decir que trabajarás menos, ¡no! Seguramente emplearás muchas más horas inicialmente, pero tú decides cómo distribuirlas para que no afecte tu vida personal. También tendrás la posibilidad de escoger el lugar para desenvolverte de la mejor manera.

El aprendizaje y formación continua, el desarrollo de metodologías de trabajo adaptadas a tus necesidades y el crecimiento personal también son otras de las ventajas con las que cuenta un emprendedor que decide tomar su propio rumbo.

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