En marzo y producto de las medidas sanitarias dispuestas en el país, como Fundación debimos reformular la metodología de formación de nuestros emprendedores. Las reuniones semanales donde ellos se capacitaban grupalmente dieron paso a sesiones virtuales, recibiendo el material a través de sus celulares o por el grupo de WhatsApp de cada Centro. “Sabíamos que los emprendedores necesitaban más que nunca contar con información que fuese un apoyo concreto para salir adelante y que respondiese a las demandas del nuevo contexto. De esta manera iniciamos el “Plan de Formación Remota” que considera cinco áreas esenciales de desarrollo: salud y bienestar, entretención y cultura, aprendizaje, emprendimiento y medidas de apoyo del Gobierno. Lo que se traduce en un material didáctico y audiovisual que va desde la enseñanza de herramientas digitales para mejorar las ventas de los emprendedores, cursos de oficio, hasta consejos de contención emocional para ellos y sus familias”, explica Consuelo Fernández, Jefa del Área de Formación de Banigualdad.
A más de cinco meses de su puesta en marcha, el plan está consolidado y se entrega a todos los emprendedores de Banigualdad desde Iquique hasta Puerto Montt. Para esto, ha sido imprescindible la valoración que realizan los emprendedores sobre la calidad de los contenidos y metodología utilizada, información obtenida a través de llamados telefónicos semanales por parte del supervisor de terreno a los emprendedores de su zona. Esta retroalimentación, ha permitido ir perfeccionando el plan y conocer su utilidad para los emprendedores. Idea que a su vez se confirma con el alto porcentaje de participación de los grupos en las capacitaciones, el que superó el 68% en junio.
El abanico de temas que se entregan, se va generando semanalmente y los asesores de emprendimiento lo estudian y preparan antes de comenzar con las reuniones virtuales. Actualmente Banigualdad está integrado por alrededor de 160 asesores, en su mayoría trabajadores sociales, que se encargan de conducir las clases. En relación a este punto, Consuelo Fernández agrega: “Para el éxito de este proceso ha sido clave el rol del asesor, que trabaja coordinando y formando a cada grupo a partir del material creado por el área de Formación. Ellos, son quienes semanalmente generan la instancia para que los emprendedores se reúnan y se potencien como red de apoyo; estando además en comunicación constante, atentos a sus necesidades, entregando contención y fomentando el trabajo en equipo”.
Belén Ceballos, asesora que trabaja con 15 grupos de emprendedores en la I región distribuidos entre Iquique y Alto Hospicio, comenta: “Creo que el plan de Formación Remota ha sido un desafío positivo, que ha permitido establecer lazos de forma virtual con los emprendedores, facilitando el contacto con cada grupo, lo que disminuye el distanciamiento producido por la pandemia. La participación se va logrando con la perseverancia e interés del asesor, pienso que debe existir un desafío interno para conseguir su entusiasmo y verlos en las reuniones (…) Si ellos logran apreciar cada reunión como un momento distinto y aliviador responderán con su asistencia constante (…). El material que hemos ido entregando ha sido adecuado, innovador y asertivo. Los emprendedores manifiestan gratitud e interés, comentan que es de bastante provecho tanto para sus emprendimientos como para la vida personal y el bienestar familiar. Han aprendido cosas que no sabían y se han provisto de herramientas que permiten fomentar la promoción de sus emprendimientos”, explica Belén.
Camila Alarcón es asesora en la VIII Región y trabaja con nueve grupos de emprendedores, de sectores rurales de la región del Ñuble y otros de la ciudad de Concepción. “El desafío de hacer capacitaciones online durante las primeras semanas fue un poco difícil, por lo que buscamos estrategias como equipo para lograr una comunicación efectiva con los emprendedores. (…) El reto era mantener la comunicación, el sentido de pertenencia de los emprendedores y la cohesión grupal que se potenciaban en reuniones presenciales y que son fundamentales para que un grupo perdure en el tiempo. (…) Creo firmemente que “hay que ponerle corazón al trabajo social”, sobre todo en esta labor comunicativa y de formación. Yo le doy una nota 7 al material, en particular a la información del gobierno, ya que los emprendedores se interesan y hacen muchas consultas al respecto; el material de bienestar emocional que ha fomentado espacios de conversación muy especiales, en que los emprendedores se aconsejan, dan ánimo y felicitan; y también los documentos con tutoriales de manualidades, tips de reciclaje y ahorro, aplicaciones digitales para la venta y todo lo referido a potenciar el emprendimiento. (…) Hay material para todos los gustos, son temas actuales y diversos”, dice Camila.
Bárbara Ortiz trabaja con 19 grupos en la VI Región. Para ella también ha sido un desafío esta nueva forma de acercarse a los grupos. “Llevo 6 años en Banigualdad y lo que más me gusta de este trabajo es capacitar. Venía haciéndolo de una forma más o menos similar y ahora debimos adecuarnos. Pienso que tener más de una forma de hacer las capacitaciones es beneficioso, nos da la posibilidad de reinventarnos, al igual como lo han tenido que hacer nuestros emprendedores”, dice. “A ellos les digo que esta es la forma que tenemos para trabajar y que debemos aprovechar este momento en que no se puede salir para hacer cosas distintas y seguir avanzando con el emprendimiento, de enfocarse en hacerlo más digital también”, explica Bárbara.
Los emprendedores por su parte, valoran la variedad de contenidos y cómo han podido potenciar sus ventas. “Estoy muy agradecida de la Fundación porque gracias a mi asesor estamos al día sobre los fondos para postular y cursos, por ejemplo, gracias a un dato de él pude inscribirme en un curso en línea de computación. Él además nos capacita, nos muestra videos de Youtube con las materias y así vamos aprendiendo”, cuenta Alicia Escalante, emprendedora de Maipú. Ella lleva solo algunos meses en Banigualdad y ha podido desarrollar su negocio de estampados.Francisca Zúñiga es de Lo Barnechea y su emprendimiento es la realización de eventos: el arriendo de mobiliario, vajilla y decoración. Con la llegada del coronavirus se reinventó con la venta de pasteles. Ella agradece la compañía que la ha brindado la Fundación y las capacitaciones de venta a través de redes sociales. “Cuando llegó la pandemia me deprimí mucho, porque tuve que parar abruptamente mi negocio. Había crecido mucho en el verano, íbamos súper bien, pero lamentablemente todo se frenó. Nuestra asesora siempre estuvo ahí para motivarnos, para incentivarnos a que utilicemos este tiempo en preparar catálogos, tarjetas de presentación y activar las redes sociales. Recibimos capacitaciones para tomar mejores fotos, combinar mejor los colores, a creernos el cuento. Nos ha llenado de energía y motivación”, dice. Por otro lado, Isabel Roldán, también de Lo Barnechea trabajaba como asesora del hogar y los fines de semana se dedicaba a la venta de artículos de celulares. Gracias a las capacitaciones de Banigualdad aprendió a potenciar sus redes sociales donde se le recalcó la importancia de que todo emprendimiento debiese contar con un logo. “Me he sentido muy acompañada por Banigualdad este tiempo, aunque sea a distancia. Me encantan las reuniones por Zoom y he podido aprender mucho de redes sociales. Dejé mis trabajos como asesora del hogar y ahora estoy cien por ciento dedicada a mi negocio. Publico todo en Instagram, Facebook y así llegan mis clientes”, explica esta emprendedora.